sábado, 15 de julio de 2023

La distinta....

  Pasaba ayer por un paraje rural donde hay una escuelita abandonada, esas de las galerías con arcos, de ventanas y puertas altas, techos a dos aguas de tejas, antigua y empece a rememorar mi paso por aulas parecidas, mientras en la radio alguien hablaba de igualdades, desigualdades, inclusiones, bullyng y esas cosas; inmediatamente mi cabeza voló a ese tiempo donde todos eramos felices y ser pobre o rico era indiferente porque lo importante eran ser feliz o infeliz, divertirnos o no y aprender a defendernos o ser victimas  y entonces cayo a mi memoria, ella, la diferente.

Estaríamos en sexto o séptimo grado en aquella escuelita que a pesar de estar en medio de la ruta, a 40 o 50 kilómetros de la ciudad mas cercana tenia un alumnado importante y la mayoría de nosotros habíamos llegado con la escuela empezada en otros lugares y posiblemente no terminaríamos ahí tampoco porque nuestros padres eran empleados que iban y venían en las grandes estancias circundantes y ella no escapaba a esa regla.

No recuerdo ni su nombre; había llegado un día y se había unido a nuestra clase, tampoco se de donde venia ni recuerdo cuanto tiempo estuvo pero se que no termino la escuela con nosotros; era delgadita de estatura acorde a su edad, mas o menos como la nuestra, su cabello era largo, muy largo, mas abajo de su cintura, abundante, pesado, con largos bucles como si fueran olas, y de varias tonalidades que iban desde un rubio apagado hasta un rubio mas claro; sus ojos eran verdes, grandes y profundos, con largas pestañas y grandes cejas muy marcadas mas oscuras que su cabello, lo que le daba a su mirada una fiereza casi salvaje y difícil de sostener; su piel era muy suave, de un color raro, que no era ni blanco ni oscuro, como la arena diría yo, si, del color de la arena de un desierto y muy quemada por los soles y los fríos del campo; sus manos eran finas, con dedos largos con los que jugaba constantemente como haciendo pases mágicos, pero se notaba el trabajo duro en ellas; su nariz pequeña perfecta, armoniosa, delicada; su boca bien marcada, de labios prominentes, como dibujados, como estampada con un sello entre su nariz perfecta y su mentón pintado especialmente en ese conjunto; su cuello era largo, delgado, suave, de color uniforme y perfecto; sus piernas y rodillas rectas y armoniosas con pies exactos a su estatura y delgadez....perfecta.

Su madre la vestía inexorablemente con una pollera tableada, medias tres cuartos blancas, zapatos abotonados, y siempre guardapolvo tableado, abotonado por detrás con un amplio cuello y amplias mangas con un enorme moño en la parte trasera cuyos lazos sobrantes colgaban y se movían con el viento,  en el pelo en la parte posterior siempre llevaba otro moño que hacia juego en color con su pollera.

Portaba una cartera de cuero con una bandolera que por supuesto cada día traía lustrada y limpia tal como sus zapatos. 

Con todo ese panorama cualquiera que pudiese leer esto pensaría que todos los chicos estaban enamorados de ella, pero no, la realidad es que no, sino que mas de una vez la evitaban.

Era una escolar promedio bajo, mal hablada, de malos modales, de decir cosas inconvenientes a personas inconvenientes, de no saber cuando callarse, de hablar a los gritos, mal humorada, demasiado directa siempre, intentando dominar cualquier grupo donde estuviese, pero también era alguien frágil y sin duda alguna con algo que la atormentaba porque había días en los que llegaba a la escuela en silencio y solamente buscaba un rincón apartado, se sentaba en el suelo en ese lugar con alguna cosita en sus manos y la movía como queriendo hacer magia, y así se sucedían los días, quedaba totalmente vulnerable, indefensa y eso lo usaban para caerle encima, hasta que inesperadamente volvía a la vida e inmediatamente regresaba a las peleas con los varones, a jugar al fútbol y putear como un camionero mientras le metía un empujón a algún compañero, regresaba al salón toda transpirada, los pelos revueltos, los zapatos sucios, el guardapolvo todo desparramado y el moño desarmado arrastrado por el piso o la veías tomando agua agachada en una canilla cualquiera del patio, o tal vez volvía a jugar a la bolita con los varones, y lo hacia muy bien, moviéndose en el suelo en cuatro patas, ensuciando manos, rodillas, zapatos, todo, o sea volvía a ser ella.

En el grupo estaban Mercedes e Irene, mellizas idénticas, bonitas pero dueñas de una belleza ordinaria, y Marcela, su prima, las tres clásicas estudiosas del tipo molesto intentando sobresalir siempre por las buenas o por las malas, no a través de violencia explicita sino violentandote con sus actitudes, sus comentarios, sus miradas, sus risas, violencia que es la peor porque no tenes manera de defenderte y que no es tomada como violencia por nadie, pues bien ellas tenían esa forma de caerle encima a ella, a la distinta, a quien hacían victima constante ya que a los demás ya los habían doblegado pero ella no acusaba, al menos a la vista, el impacto de sus actos agresivos, por lo que cada día iban un poco mas allá, sobre todo cuando ella estaba vulnerable, abatida o simplemente en otro lugar.

Y como no podia ser de otra forma un día todo estallo; estábamos en el patio cuando Irene, su hermana y Marcela hacían pasto de ella en forma alevosa y abierta mientras estaba aparentemente entretenida y distraída discutiendo algo con alguien unos metros mas allá, imprevistamente ella se callo la boca, quedo un momento en silencio, como pensando, luego giro hacia donde las otras tres estaban y arranco caminando con un paso firme y rápido, con una cara que presagiaba que eso no iba por buen camino; se hizo silencio en el patio, todos miraron hacia ella, luego hacia las otras tres, hasta que finalmente y luego de lo que pareció una eternidad, ella llego a un par de metros de Irene y las otras dos, se detuvo, tomo aire, las fulmino con su mirada, apretó los puños, las otras se enfilaron contra la pared cercana, y ella simplemente les grito: "...me tienen podrida...cansada... aburrida...ahora mismo voy a ir al salón y voy a mear sobre sus cuadernos y a ver si me siguen jodiendo....", el silencio se hizo mas profundo y después hubo un murmullo, acto seguido a paso rápido enfilo para el aula con el ceño fruncido pero con una firme actitud.

Vale aclarar que no utilizábamos bancos comunes, esos de a dos uno al lado del  otro, sino que usábamos mesas y sillas en las que nos sentábamos como máximo de a cuatro y como es de imaginarse Irene, su hermana y Marcela se sentaban juntas tomando para si toda una mesa.

Para algunos los pocos metros que recorrió hasta el salón fueron eternos y para otros muy rápidos, la cuestión es que abrió la puerta del aula dando un portazo que resonó en toda la escuela, se paro en el vano de la puerta con actitud dramática, se dio vuelta, miro hacia Irene y las otras que habían quedado como petrificadas unos metros mas allá y hacia todos nosotros que la seguimos, camino decididamente hacia la mesa de ellas, tomos los tres cuadernos, los abrió, y coloco uno al lado del otro, piso en la silla, subió a la mesa, se agacho mirando hacia la puerta donde estábamos todos nosotros y mas atrás aun absortas las otras tres chicas, corrió su bombacha y vimos comenzar a caer un liquido color dorado desde debajo del sus ropas mientras ella ponía la mayor cara de placer que he visto en mi vida; el liquido caía sobre los cuadernos, la mesa, empapaba todo, salpicaba, corría hasta el piso, hasta que no hubo mas, entonces ella con un rápido movimiento sin que nada se viese, acomodo su bombacha y salto directo al piso, y se dirigió directamente con una amplia sonrisa a la dirección a paso tranquilo mientras miraba a las otras tres que empezaban a llorar.

Ese día prácticamente no volvimos a verla hasta la salida y cuando lo hizo, se fue sin decir nada a nadie ni hacer ningún comentario.

Al día siguiente la vimos llegar mas tarde junto a su mamá e ingresar a la dirección pero no volvió al salón, ni ese día ni los siguientes, sino que simplemente ingresaba a la escuela y se dirigía a la dirección donde permanecía hasta la hora de salida sin salir siquiera a los recreos, pero llamativamente con una sonrisa complacida.

Eso duro unos cuantos días, no recuerdo cuantos pero final y simplemente no regreso a la escuela y lo único que la maestra, la Señorita Nora, nos dijo fue que su mamá había decidido cambiarla de escuela y no volvió a hablar del tema.

Los días volvieron a su monotonía habitual aunque Irene, Mercedes y Marcela ya no volvieron a ser las mismas, dejaron de gozar de la protección de las maestras e incluso se aislaron definitivamente del resto.

Egresamos y me fui, nunca supe nada mas de ella y ni siquiera recuerdo su nombre pero si leyeron esto hasta acá se acordaran que dije que a pesar de su belleza nadie estaba enamorado de ella...les mentí...yo si estaba enamorado de ella, de la distinta, y lo estuve por mucho tiempo... 

martes, 11 de julio de 2023

Yo puedo....

 El espacio entre los dos,

la distancia entre dos mundos,

el sentido del dolor,

la esperanza de la vida, 

¿donde cabe esa sensación?


Las ganas de estar unidos,

la locura de huir juntos,

el sueño de ser eternos,

el compartir un momento, 

¿son solo una evocación?


Como te pienso esta noche,

si tu tiempo fue otro tiempo,

como te pienso y no lloro,

si el dolor no me abandona,

¿debo dejar de pensarte?.


Puedo dejar de pensarte.....